domingo, 6 de enero de 2008
Colombia: El niño perdido y hallado
Desde Madrid: Alberto Miguez
Pocas veces en la historia universal del terrorismo internacional , los dirigentes de esta siniestra actividad habían dado pruebas tan fehacientes como las ofrecidas por la desaparición y el posterior descubrimiento del niño Enmanuelle, hijo de la rehén Clara Rojas, nacido y criado en cautiverio.
Finalmente hasta los propios dirigentes de las FARC con su jefe al frente han tenido que reconocer la gran mentira que preparaban para canjear el niño, su madre y otra rehen. Si se mira con cierto sentido común estamos ante una historia un tanto inocente aunque asesina.
De lo que trataban era de engañar a sus interlocutores en el canje e incluir en el “paquete” al niño. Pero hacía dos años –y eso lo sabían mejor que nadie los guerrilleros- el niño no estaba con ellos sino recluido en un orfanato de Bogotá.
El engaño debería tener mayor importancia política de la que aparentemente tiene porque por primera vez los guerrilleros guevaristas de “Tirofijo” han debido reconocer que mentían y que la mentira que habían preparado estaba mal construida y tenía una “venta” mediática todavía peor. A veces hasta para engañar hay que tener ciertas dosis de sentido común.
Utilizar a un niño, casi un bebé para este tipo de charranadas sirve para calibrar el nivel moral de los mentirosos y sus cómplices, entre ellos el jefe del Estado de Venezuela, Hugo Chávez, que acusó al presidente Uribe de mentir cuando en aquella historia había solamente un mentiroso que era precisamente el comandante Chávez, mas conocido como el “gorila rojo”.
Es dudoso y terrible que un asunto tan grave y escandaloso repercuta sobre la popularidad de los guerrilleros –si es que les queda alguna- a nivel continental e internacional. Los dirigentes de las FARC han quedado como dice el vulgo “con el culo al aire”. Pero ni Chávez rectificó ni la izquierda iberoamericana ha tenido un gesto de denuncia o condena. La estafa preparada y descubierta no ha servido como algunos esperaban para que algunos izquierdistas de pacotilla, tanto colombianos como iberoamericanos en general, hubiesen comparecido ante los medios de comunicación y denunciasen la estafa y el engaño. Nada de eso hubo.
La historia del niño Emmanuelle tiene muchas interpretaciones pero ni una sola voz se ha elevado desde las instancias de la izquierda para denunciar el fraude. Para disimular, las FARC acaban de declarar el 2008 como año “de lucha”, lo que probablemente signifique que las campañas de secuestros, chantajes y mentiras se intensificaran y los miles de infelices rehenes que agonizan en las selvas vean cerradas todas las posibilidades de una liberación próxima o lejana. Y a todo esto ¿qué responden los gobiernos continentales, los países occidentales y los Estados Unidos? Nada o casi nada: un simple recordatorio de la necesaria salvaguarda de los derechos humanos, una proclama sobre las de las razones por las que la guerrilla nació y sigue viva y ahí se termina la nómina de explicaciones, reflexiones y justificaciones con los culpables del engaño-con Chávez a la cabeza- No han tenido el valor moral de reconocer la barbaridad que se aprestaban a cumplir y que no completaron porque alguien se lo impidió. Cuando un grupo político –militar necesita recurrir a los niños para defender su causa es que una ola de locura vesánica atraviesa la realidad. El futuro no puede ser peor para las víctimas y los victimarios.
ALBERTO MIGUEZ
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