viernes, 25 de enero de 2008

¿Son terroristas las FARC?


Por Alberto Miguez, desde Madrid

Una de las principales ilusiones del comandante Hugo Chávez estos días fue pedirle a todos sus visitantes y amigos que la Unión Europea suprimiera el epíteto de “grupo terrorista” que la organización internacional decidió hace años colocarle a las FARC.

Chávez intentó convencer a todos sus interlocutores occidentales que tanto las FARC como el ELN (Ejército de Liberación Nacional) eran grupos de revolucionarios que luchaban por la paz y la libertad en un país gobernado por un dictador (el presidente Uribe) a través de los militares y paramilitares y que cubría gastos gracias a la venta en los mercados internacionales de clorhidrato de cocaína.

Es obvio que esta exigencia venía impuesta por Manuel Marulanda (Alias Tirofijo) jefe político de la FARC y su adjunto el “Mono Jojoy” comandante de la guerrilla.

El carácter terrorista de estas organizaciones les descreditaba ante la comunidad internacional e impedía a los amigos –Chávez es uno de ellos-ayudarles en todos los terrenos especialmente en el económico, militar y sanitario.

Por de pronto una de estas necesidades será cubierta parcialmente por una compañía de médicos militares españoles y de otras nacionalidades según prometió el presidente del gobierno español a, presidente Uribe de visita recientemente en Madrid.

No estaría mal preguntarse si esta ayuda impecable finalmente no constituye un espléndido regalo para Tirofijo y “el Mono”.

Claro que siempre se podrá decir que estos médicos ayudarán a que la situación de los rehenes prisioneros de las FARC mejore. Todos los testimonios que nos llegan de la jungla colombiana –una de las más hirsutas e impracticables del mundo- demuestran que la vida de estos rehenes está sometida permanentemente a enormes peligros, enfermedades y amenazas.

El video que la excandidata presidencial Ingrid Bettancourt hizo llegar recientemente a la opinión pública internacional pone los pelos de punta: cadenas y esposas para los insumisos,torturas, palizas, mala comida, agua escasa,enfermedades tropicales que nadie se ocupa de curar.et- Y, sobre todo, ninguna esperanza de salir a corto plazo de aquel infierno.

Cualquier país democrático o sus dirigentes si se toman la molestia de leer los testimonio de los ex rehenes (por ejemplo, el del actual ministro de Asuntos Exteriores que estuvo seis años prisionero en la selva viviendo en condiciones espantosas hasta que huyó) tiene que concluir que las prácticas, la teoría y los métodos utilizados por las FARC y otros grupos similares los convierten inmediatamente en organizaciones terroristas y totalitarias que deben ser apartadas de la comunidad internacional. Eso, ni Chavez ni sus conmilitones lo impedirán aunque se encuentren con oídos afables y atentos por aquello del petróleo y demás riquezas- Borrar a las FARC de la innoble lista de organizaciones indeseables no está afortunadamente al alcance del dictador venezolano, de Castro o de Evo Morales. Todo indica pues que las FARC seguirán en la lista y que Chávez se quedará con un palmo de narices. Afortunadamente tanto para los rehenes como para el pueblo colombiano que sufre esta pesadilla.

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