jueves, 10 de enero de 2008

KOSOVARES EN ESPAÑA

MUNDO Y CIA


Alberto Miguez

Si nada lo impide –y no hay razón alguna que lo impida, la hasta ahora provincia de Kosovo será independiente en unos meses. Decisión gravísima promovida por Estados Unidos y Alemania pero que a países europeos como Francia España les huele a cuerno quemado porque constituye un ejemplo letal de cómo se puede alcanzar la independencia por la armas y la llamada autodeterminación de la población algo que algunas organizaciones como ETA o “Córsica Nazione” predican desde hace años. El ejemplo merecería un esfuerzo serio de reflexión por parte de la diplomacia española pero ¿eso qué es? El zapaterismo se ha cauterizado por haber puesto en marcha desde sus inicios, la diplomacia del chaferdeo y la trapisonda: un dia es Castro, otro día el sultán de Marruecos y después Hugo Chávez o Evo Morales, todo cabe en este cesto de incongruencias.
A ciertos kosovares los conocemos bien en España porque algunas cuadrillas de estas gentes han formado gavillas de malhechores que han hecho de su capa un sallo, han asesinado, asaltado, chantajeado y burlado en todas las grandes ciudades.
Siempre que hay un atraco de cierta importancia un asalto con armas de guerra o un robo de envergadura, aparecen siempre las bandas de albano-kosovares. Sintiéndolo mucho lo que los españoles saben de los kosovares es que roban, matan y asaltan donde pueden y cuando pueden. Y muchos temen- entre llos la propia policía- que estas brigadas de brigantes sean restos del “ejército kosovar” reconvertido y que, si la suerte no lo impide se volverán a reconvertir dentro de unos meses en una fuerza armada legal dirigida por un Estado mafioso.
¿Serán éstos los interlocutores que Occidente tendrá próximamente? ¿Llegará Kosovo a la Unión Europea y a la OTAN. En la locura actual todo es posible hasta los bandidos al poder.

A.Míguez

lunes, 7 de enero de 2008

¿Terrorismo o terroristas?


Desde Perú: Alberto Bolívar Ocampo

Después de las últimas acciones senderistas y las subsecuentes declaraciones de altos funcionarios del Estado acerca de qué se va a hacer o qué debería hacerse, las frases que más han sobresalido fueron: “ganaremos la guerra contra el terror” y “derrotaremos al terrorismo”; frases que desde hace casi 28 años venimos escuchando después de un hecho luctuoso, por lo que pregunto: ¿Contra quién se desarrolla la guerra, lucha, contienda –como indistintamente se le llama–, y que dicho sea de paso, también es importante definir: contra el terrorismo o contra los terroristas?

Mi interrogante, a su vez, se origina en una de las preguntas que en la revista Military History (Mayo 2007, pp.14-15, Why we can´t win a ´war on terror´) se le formulan al general (r) británico Rupert Smith (quien ese año también publicó el comentado libro The Utility of Force: The Art of War in the Modern World.)

Ante la pregunta “¿Cómo podemos ganar la guerra contra el terror?”, Smith responde rotundamente: “No se puede. Eso es porque el terror es un método. Es como si dijéramos ´Voy a ganar la guerra contra el yoga´. Creo que ´la guerra contra el terror´ es una frase equivocada que confunde”; de ahí que posiblemente lo más adecuado sea hablar de “vencer a los terroristas”, es decir, a los individuos que pertenecen a organizaciones que usan ese método ilegal para lograr objetivos políticos o por lo menos emitir mensajes de esa índole (recordemos que el terrorismo –el uso planificado y sistemático del terror contra blancos mayoritariamente civiles– no es más que propaganda a través de los hechos.)

Es importante unificar criterios conceptuales para que después no haya confusiones políticas y legales en una lucha (antiterrorista), que por más manifestaciones militares que pudiera tener, es esencialmente de guerra (acá sí cabe el término) política y en la que se busca, ante todo, aislar de la población a quienes practican ese método. Conversando en 1997 con Michael Radu del Foreign Policy Research Institute de Filadelfia acerca de la teoría maoísta del pez (el guerrillero) y el agua (la población), y contrario a la creencia de “quitarle el agua al pez”, él me manifestó: “No hay que quitarle el agua: hay que envenenársela y ello sólo se logra a través de guerra política”.

Esta estrategia (así como la de inteligencia y la policial/militar) debe estar respaldada por un buen marco legal. En su ausencia, no esperemos resultados políticos y militares. Ergo, el Congreso debe empezar a discutir un marco legal actualizado porque hoy “Los terroristas no tienen Estado y constantemente\n están en movimiento; sus estructuras organizacionales están siempre en flujo y la única cosa predecible es que serán impredecibles. Y cuando se comunican, sus infrecuentes mensajes se unen a billones de otras piezas de comunicación –emails, celulares, transferencias de data– alrededor del mundo y a la velocidad de la luz en una compleja red digital de bits, bytes y fotones”. (James Bamford, Body of Secrets: Anatomy of the Ultra-Secret National Security Agency, 2002, p.650.)

domingo, 6 de enero de 2008

Colombia: El niño perdido y hallado


Desde Madrid: Alberto Miguez


Pocas veces en la historia universal del terrorismo internacional , los dirigentes de esta siniestra actividad habían dado pruebas tan fehacientes como las ofrecidas por la desaparición y el posterior descubrimiento del niño Enmanuelle, hijo de la rehén Clara Rojas, nacido y criado en cautiverio.

Finalmente hasta los propios dirigentes de las FARC con su jefe al frente han tenido que reconocer la gran mentira que preparaban para canjear el niño, su madre y otra rehen. Si se mira con cierto sentido común estamos ante una historia un tanto inocente aunque asesina.

De lo que trataban era de engañar a sus interlocutores en el canje e incluir en el “paquete” al niño. Pero hacía dos años –y eso lo sabían mejor que nadie los guerrilleros- el niño no estaba con ellos sino recluido en un orfanato de Bogotá.
El engaño debería tener mayor importancia política de la que aparentemente tiene porque por primera vez los guerrilleros guevaristas de “Tirofijo” han debido reconocer que mentían y que la mentira que habían preparado estaba mal construida y tenía una “venta” mediática todavía peor. A veces hasta para engañar hay que tener ciertas dosis de sentido común.

Utilizar a un niño, casi un bebé para este tipo de charranadas sirve para calibrar el nivel moral de los mentirosos y sus cómplices, entre ellos el jefe del Estado de Venezuela, Hugo Chávez, que acusó al presidente Uribe de mentir cuando en aquella historia había solamente un mentiroso que era precisamente el comandante Chávez, mas conocido como el “gorila rojo”.

Es dudoso y terrible que un asunto tan grave y escandaloso repercuta sobre la popularidad de los guerrilleros –si es que les queda alguna- a nivel continental e internacional. Los dirigentes de las FARC han quedado como dice el vulgo “con el culo al aire”. Pero ni Chávez rectificó ni la izquierda iberoamericana ha tenido un gesto de denuncia o condena. La estafa preparada y descubierta no ha servido como algunos esperaban para que algunos izquierdistas de pacotilla, tanto colombianos como iberoamericanos en general, hubiesen comparecido ante los medios de comunicación y denunciasen la estafa y el engaño. Nada de eso hubo.

La historia del niño Emmanuelle tiene muchas interpretaciones pero ni una sola voz se ha elevado desde las instancias de la izquierda para denunciar el fraude. Para disimular, las FARC acaban de declarar el 2008 como año “de lucha”, lo que probablemente signifique que las campañas de secuestros, chantajes y mentiras se intensificaran y los miles de infelices rehenes que agonizan en las selvas vean cerradas todas las posibilidades de una liberación próxima o lejana. Y a todo esto ¿qué responden los gobiernos continentales, los países occidentales y los Estados Unidos? Nada o casi nada: un simple recordatorio de la necesaria salvaguarda de los derechos humanos, una proclama sobre las de las razones por las que la guerrilla nació y sigue viva y ahí se termina la nómina de explicaciones, reflexiones y justificaciones con los culpables del engaño-con Chávez a la cabeza- No han tenido el valor moral de reconocer la barbaridad que se aprestaban a cumplir y que no completaron porque alguien se lo impidió. Cuando un grupo político –militar necesita recurrir a los niños para defender su causa es que una ola de locura vesánica atraviesa la realidad. El futuro no puede ser peor para las víctimas y los victimarios.

ALBERTO MIGUEZ